domingo, 24 de noviembre de 2013

Y me habré cansado de esperarte, de perder a solas la razón.

Una noche más, me tumbo en la cama después de el cansado día, o mejor dicho, cansada espera.
Otra vez se esconde el sol, mientras tú, sigues esperando ese mensaje que no llegará. Nos ponemos a pensar y sabemos que lo mejor es que no llegue, llegas a un punto en el que si no puedes mentirte más a ti mismo, mejor es mantenerse callado. Supongo que los sentimientos se irán tarde o temprano, más bien tarde...
Que el tiempo todo lo cura, pero también es cierto, que cuando no queremos curar, las heridas seguirán ahí.
No sé si tardará mucho en desaparecer todo esto, esto de tumbarse cada día a contar los días que pasan y no habéis vuelto a hablar, a recordar lo que pudo ser y no fue, a revivir cada sensación...
Esta era la típica historia perfecta de verano, aquella que esperas durante todo el año y al fin llega, y llega con tanta intensidad que te marca, y, de repente, ya se ha acabado. Y ves que no has aprovechado todo lo que debías, y simplemente te quedarás con esos recuerdos incompletos y las ganas de que se repitan, pero recuerda que ya se ha acabado.
Querido invierno, tú otra vez aquí... Otra vez la misma espera que parece incansable, hasta que después de meses te das cuenta de que esto no va a ninguna parte... Y ya está, uno de los dos sigue su vida como si nada y otro sigue recordando. Y está vez parece que me ha tocado a mi ser la que recuerda, pero como ya he dicho, tarde o temprano desaparecerá y pasará de ser la ilusión de tu día a dia, a ser otro recuerdo más. Hasta entonces, sigo esperando cada noche, cada hora, cada minuto, ese mensaje que no llegará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario