Una noche más, me tumbo en la cama después de el cansado día, o mejor dicho, cansada espera.
Otra vez se esconde el sol, mientras tú, sigues esperando ese mensaje que no llegará. Nos ponemos a pensar y sabemos que lo mejor es que no llegue, llegas a un punto en el que si no puedes mentirte más a ti mismo, mejor es mantenerse callado. Supongo que los sentimientos se irán tarde o temprano, más bien tarde...
Que el tiempo todo lo cura, pero también es cierto, que cuando no queremos curar, las heridas seguirán ahí.
No sé si tardará mucho en desaparecer todo esto, esto de tumbarse cada día a contar los días que pasan y no habéis vuelto a hablar, a recordar lo que pudo ser y no fue, a revivir cada sensación...
Esta era la típica historia perfecta de verano, aquella que esperas durante todo el año y al fin llega, y llega con tanta intensidad que te marca, y, de repente, ya se ha acabado. Y ves que no has aprovechado todo lo que debías, y simplemente te quedarás con esos recuerdos incompletos y las ganas de que se repitan, pero recuerda que ya se ha acabado.
Querido invierno, tú otra vez aquí... Otra vez la misma espera que parece incansable, hasta que después de meses te das cuenta de que esto no va a ninguna parte... Y ya está, uno de los dos sigue su vida como si nada y otro sigue recordando. Y está vez parece que me ha tocado a mi ser la que recuerda, pero como ya he dicho, tarde o temprano desaparecerá y pasará de ser la ilusión de tu día a dia, a ser otro recuerdo más. Hasta entonces, sigo esperando cada noche, cada hora, cada minuto, ese mensaje que no llegará.
domingo, 24 de noviembre de 2013
Y me habré cansado de esperarte, de perder a solas la razón.
Querido invierno, y con él, su lluvia.
Me encanta la lluvia. Me ayuda a recordar y olvidar al mismo tiempo. Ese sonido del agua cayendo sobre los cristales o el suelo de la calle me trae recuerdos, buenos momentos, y a la vez me ayuda a olvidar el momento que estoy viviendo. Me lleva al mundo pasado, donde parece que todo era perfecto, esos momentos que quedarán en un rinconcito de tu cabeza para siempre, y eso es lo importante. Apreciar los pequeños momentos que con el tiempo se van volviendo grandes.
Andar empapada bajo la lluvia creo que es una de las mejores sensaciones que se pueden experimentar en esta vida. Me hace sentir pequeña e insignificante en el mundo, y esto a la vez, es un desafío. El sentirse pequeña ante algo tan grande como puede ser el mundo y aún así salir cada mañana a comérselo con una sonrisa.
Además, parece que llegan las navidades, y estas traen también muchos recuerdos, que aunque sean buenos, llenan de tristeza, debido a que son irrepetibles ya que muchas de esas personas con las que los viviste ya no están contigo, sólo están en tu memoria.
Pero hay que mirar el lado positivo, la Navidad trae también el frío, la lluvia, lo que la gente considera el mal tiempo... Aunque para mí, es el mejor tiempo que puede hacer.
Pues sólo espero que llegue ya ese mal tiempo, ese tiempo que a mi me da la vida.
Así que, que llueva, y que llueva como nunca.
jueves, 21 de noviembre de 2013
Escribir no falla.
Escribir está bien. Escribir nunca falla, aunque todo lo demás ya haya fallado. Cuando no tienes o quieres contar nada a nadie escribir nunca falla. Pero, ¿escribir sobre qué?
Se supone que escribes para desahogarte y continuar con un poquito de menos peso a la espalda, pero date cuenta que escribir, significa guardar para el recuerdo o la memoria algo que ahora mismo está en tu cabeza pero que quieres olvidar.
Lo que vengo a decir con esto, es que a veces no ves la salida a la misma mierda de siempre, y es verdad, a veces no la tiene. Pero siempre se puede apartar un poco y salir adelante y escribir puede ayudarte a darte cuenta de que sigues dándole importancia a algo de lo que deberías empezar a pasar.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Y la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
Supongo que avanzamos porque es lo que toca y no hay más, pero por mucho que queramos continuar, avanzaremos con sentimientos, palabras, recuerdos, besos y abrazos cargados encima que dificultarán un poco el camino.
Que nadie sabe lo difícil que es encontrar a alguien con quien conectes de verdad, alguien que llegue y rompa todos tus esquemas, esa persona por la que cambias todo y luego te preguntas por qué o para qué.
Que yo soy de arriesgarlo todo si algo me merece la pena (o mejor dicho la alegría) y así lo hice. Yo, una persona desconfiada, dejé eso al lado y decidí darle una oportunidad al querer, y para variar me choqué con el mismo muro de siempre: el miedo a enamorarse.
Aunque he de aclarar que ahora es más bien miedo a desenamorarse.
Y aquí acaba la breve historia de algo que nunca sucedió, pero al fin y al cabo, es a lo que más importancia le damos, a esas historias que pudieron ser y no fueron.